Corría el mes de Junio cuando, ante la espectativa de toda la parroquia blanquiazul, se anunciaba el nombre del que sería el técnico elegido para sustituir a Bern Schuster como entrenador del Málaga.
Et voilá! tenemos nombre: Javi Gracia. De inmediato surgió un run run entre la afición llenando foros y redes sociales de comentarios que plasmaban sus razonables dudas ante un entrenador que venía del reciente fracaso de no haber sido capaz de salvar al Osasuna del descenso.
Pero Javi Gracia era mucho más que un descenso. El navarro fue capaz de ascender al Cádiz a Segunda División en su debút como entrenador. También logró el ascenso con el Almería a Primera División. Y sobre todo, recordemos que se incorporó al Osasuna sin poder hacer la pretemporada con el equipo. Todo cuenta.
Si bien el año pasado se añoró más de lo debido a Manuel Pellegrini, y aunque aún sea pronto para hablar de resultados, me aventuro a decir que esta temporada será la propicia para asumir que la época del chileno forma parte ya de la historia, y que hay que ceñirse al presente. Y qué mejor presente que con un entrenador joven, ambicioso, con talento y lo más importante: Trabajador.
Es por todo ello por lo que considero que, como de costumbre, Mario Husillos ha vuelto a dar en el clavo con su elección, esta vez, del técnico ideal para nuestro equipo demostrando que el dinero no lo es todo cuando uno hace las cosas bien.