Se reconoce Muñiz como un gran fan de El Último de la Fila, unos de los mejores y más influyentes grupos de la música española de siempre. Se le atragantan irónicamente al asturiano y a su Málaga los últimos de la fila. Sufrió los horrores del autobús del Poli, la asfixiante presión de Chapín y, ayer, el rigor de un Albacete al que no ha podido ganar en sus últimos cuatro enfrentamientos. Una equis a estas alturas de la película te deja insatisfecho. A La Rosaleda le supo a nada, porque tras el pinchazo de la Real, los tres puntos eran un zarpazo casi definitivo para subir.
Pero no mereció más el Málaga, inoperante ante uno de los equipos que lucha por no descender. Sí reclamó la victoria el Albacete, que empezó especulando y algo asustadizo, pero que se vino arriba al ritmo de batería de Morán. Empezó algo asincopado y terminó dando lecciones con la baqueta en su vendada mano. De los manchegos fueron las ocasiones más claras (salvo una intervención crucial de Kike tras cabezazo de Hidalgo), sobre todo en la recta final del partido. Aunque tampoco tienen pólvora para más. Por eso están en con el agua al cuello. Debe saberle a poco también, pese a que ha pescado algo en Málaga, el punto a Hernández. De uno en uno es complicado salvarse. Demuestra este partido, de todos modos, la absoluta igualdad que reina en Segunda.
La apoplejía del Málaga no tuvo que ver con una ausencia de intenciones. O de búsqueda de recursos. Muñiz apostó todo al rojo y salió el negro. Prescindió de los laterales para crear un trivote con Hidalgo, Sandro y Calleja y formó una defensa con Carpintero, Hélder y Weligton. No cuajó esta vez. Y rebuscó en su chistera el plan de emergencia: Salva. El maño no jugaba desde hacía dos meses. Fue algo así como intentar unir a Manolo García y Quimi Portet de nuevo. Pero Baha y Salva, lejos de su mejor forma, no tienen aún la química de antes. Y su equipo la necesita. También mantuvo a Peragón. Muchos delanteros, mucho corazón… Cero sintonía.
De música sí sabe Morán. Un virtuoso oculto entre cantantes de karaoke. Se creció conforme avanzó el crono y casi provoca que el Alba se llevase el botín. Pero los de Hernández empezaron a creérselo demasiado tarde. Antes que el Alba lo presintió La Rosaleda, que vio en la derrota una posibilidad real. Despidió al equipo con pitos y criticó abiertamente a Muñiz. Quizá es excesivo para un equipo que nunca ha abandonado los puestos nobles. Aunque es la lógica frustración que provoca un deseo insatisfecho. Y Málaga quería ganar. Paciencia.
Fuente: www.as.com
Desangelado partido por vuestra parte, un empate a nada sin goles que debéis olivdar por poco provechoso.
Un abrazo, amigo.
bueno aun asi el Málaga sigue segundo, el Sporting perdonó en Balaidos y todo sigue igual, con muchisimas posibilidades
un saludo
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No pude verlo, pero por aquí dicen que fué el peor partido de toda la temporada.
Tuvimos suerte de que los perseguidores también pincharan.
Saludos y gracias a los dos.