La onda expansiva, por Raúl Rentero
Pues ya estamos aquí, en el lugar exacto donde el karma ha querido ponernos a prueba, últimos, goleados y choteados, con incendios interiores con sus espías a los que se pretende aplicar su cuota de plutonio, con los aficionados de uñas por el petardazo y con el entrenador más perdido que Mubarak ante su revolución egipcia.
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Pero empecemos por lo primero, la melé rugbística en que se convirtió el partido de La Rosaleda, con ulterior introducción maña. El cataclismo boquerón viene derivado de una asíndota hacia el infinito, basada en un supuesto que todos dimos por cierto y cuya certeza, en ningún caso, quisimos poner ante el juicio de la realidad. Se dio por supuesto, a priori, que el Málaga iba a sacar los tres puntos ante el Zaragoza. Primero porque en la ida, en los otros tiempos, les mojamos la oreja y bien mojada. Segundo, porque se traía una inercia positiva de juego de Valencia. Porque los fichajes dan al equipo el plus que necesitaba. Porque la afición empujó como no está escrito, y acabó soplando, después de los globos negros, la mala leche a espuertas. Porque tocaba ganar. Y finalmente por testiculina.
A lo cual se pueden esgrimir sin errata las siguientes respuestas:
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Que el Málaga no es el Málaga de La Romareda, ni el equipo de Aguirre era entonces el equipo de Aguirre.
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Que el Málaga no ganó en Valencia y, a la postre, de nada sirven las inercias de “juego”, sino las de resultados
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Que los fichajes del Málaga no acaban de encajar. Sólo hay que ver a Maresca dando tumbos por el centro del campo y a Asenjo, que empieza a convertirse en el pirómano puesto a vigilar la sartén al fuego.
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Que la afición está al borde del colapso. Sirva de ejemplo las famosas “redes sociales” malaguistas en las que se pasó de la euforia, al pánico y del pánico al desánimo en tan solo 90 minutos.
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Que eso de que “tocaba ganar” es una excusa kármika que a nadie consuela.
Preocupa, sobre todos los pormenores, la rueda de prensa posterior de Manuel Pellegrini que vino a decir que el asunto le tiene perplejo y preocupado y que no entiende a qué se debe el bajón del
equipo con respecto a lo expuesto la semana pasada en Mestalla. Tampoco hace falta ser la luz del universo para entenderlo. El problema es que en Mestalla no había nada que perder, porque los tres puntos se daban por perdidos de antemano, y el equipo salió suelto y con las ideas claras. Todo lo contrario que el sábado, que era un partido en que había mucho que perder y los tres puntos se daban por ganados. Se llama “presión” y habrá que empezar a convivir con ella.
Así y todo, habría que revisar las declaraciones de ciertos futbolistas, porque no es de recibo, aunque estemos sembrados de dudas, que salga Il Capo, que tendrá que ganarse el apodo como la B(estia), a soltar aquello de “sólo con trabajo sacaremos esto adelante”. Faltaría más. Aunque no estaría de más, aparte de soltar el topicazo de turno, que alguien hiciera autocrítica llana y dura. Que por esto mismo tipos como Manolo Preciado, que es como el presidente de Cantabria de los banquillos, caen tan bien. Porque dicen las verdades del barquero según les sale del corazón.
Y mientras Pérez Lasa, que seguramente creyó que los globos negros eran conguitos gigantes, pasó desapercibido. Los deberes los tenían otros encima de la mesa.
Estamos, tengo la impresión, donde el karma ha querido que estemos. Es decir, en el límite de la paciencia y la cordura, como las 12 pruebas de Hércules. Porque sería demasiado sencillo, y seguramente contraproducente, fichar a seis tipos y ganar 6 partidos seguidos y salvar el pellejo a golpe de talonario. Así no funcionan las cosas en este nuestro mágico universo futbolero. El karma quiere poner a prueba la cacareada solvencia y estabilidad del proyecto y de su jeque. Lo dijimos hace tiempo. Si el elegido es Pellegrini y estos sus jugadores, deben de serlo incluso en Segunda. Y a partir de aquí, a remar se ha dicho.
Mientras tanto la onda expansiva del Málaga va dejando curiosas reflexiones fuera de Málaga. Sólo hay que leer la crónica que el señor Carlos Cariño hizo del partido del sábado en el As. Que una cosa es que estemos como estemos y otra muy distinta que, como decía el otro, nos tomen por el pito del sereno y se rían de nosotros. Ante lo cual niégome a plantar aquí el enlace de semejante ignominia de crónica y sólo arrancaré la mala hierba que anda creciendo allende Despeñaperros. Juzguen y lean:
“El Málaga, gris y prepotente, es ahora colista” – “Unos recaudan y otros gastan, gastan y gastan. Y, paradojas del fútbol, el obligado a vender se escapa del descenso mientras que el inversor, el fichador, comprador compulsivo, el sexto presupuesto de la Liga es colista. Y con muy mala pinta” – “El pecado del Málaga fue de soberbia. Se creyó que el rival se iba a disolver” – “…Bertolo cabecea a la red. Premio parcial para la fe zaragocista y castigo a la soberbia del Málaga, demasiado convencido de que la chequera del jeque le va a salvar. Lo que cambia el cuento…”
O estas frases las ha escrito un biri sevillista, o nos hemos perdido algo. O en verdad estamos más perdidos que los bonos de Lehmans Brothers. No estaría de más que el Jeque o su escudero salieran a la palestra y dijeron esto mismo: en Segunda o en Tercera, esto es lo que hay. Así que todos a patear la melé.
La situación del Málaga es tensa y complicada , pero hay que tener en cuenta que ha fichado a jugadores que les va a costar coger el ritmo de competición pues algunos vienen podríamos decir inéditos en esta temporada como Asenjo y Camacho o sin apenas partidos caso de Baptista y Demichelis y Maresca creo que rescindió con Olympiakos . Paciencia y eso sí , mucho sufrimiento .
Un saludo
Esto se esta poniendo muy feo, al Malaga le falto la garra que tuvo en Mestalla, y de Carlos Cariño que se puede esperar, es un carroñero.
saludos