El Málaga entró en la Champions pisando fuerte, logrando una ventaja notable de cara al partido de vuelta ante Panathinaikos.
Málaga 2-0 Panathinaikos
Noche de ensueño en La Rosaleda. El Málaga debutaba en Champions y toda la ciudad se enfundaba en sus mejores galas. Macro-recibimiento al autobús del equipo por parte de la afición, que llenó toda la Avenida de La Palmilla desde Gol hasta Fondo para demostrar al Málaga que no están solos pase lo que pase.
Una vez dentro del estadio, se percibía que no era un partido cualquiera. El público mostró un comportamiento ejemplar (como siempre) y el ambiente era inmejorable. Víctor Varela, director de comunicación del Málaga Club de Fútbol, ha dicho vía Twitter que un delegado UEFA le comentó: “Lo más sorprendente del partido: La afición del Málaga, impresionante “.
Los jugadores también estuvieron a la altura. Pellegrini sorprendía con la titularidad de Fabrice, que sigue apuntando maneras pero aún necesita más partidos para coger confianza. También era novedad la entrada de Eliseu en el once. El luso se mostró muy participativo en la Primera Parte, la cual selló con el gol de la noche tras una jugada combinativa de ensueño entre Monreal, Isco, Maresca y el propio Eliseu.
Pero antes ya se había adelantado el Málaga en el marcador. Lo hizo Demichelis tras pase de Weligton, “gol defensivo” a más no poder. Todo esto, tras un córner botado por Joaquín.
Tuvo ocasiones el Málaga para marcharse a Grecia con un buen colchón de goles, pero unas veces pecaron de individualistas y, otras, el balón no entró por mala suerte. Suerte que no faltó en la portería de Willy Caballero. El meta argentino tuvo que emplearse a fondo durante la Segunda Mitad del partido. Las fuerzas escaseaban y el ímpetu del Panathinaikos encomendado al murciano Toché y al incansable Sissoko logró poner en aprietos a la defensa malacitana.
Al final del partido La Rosaleda respiró y la fiesta continuó. Ni en los mejores sueños de cualquier malaguista se habría plasmado una noche tan perfecta.