El sorteo ha deparado que Málaga y el Panathinaikos de Ferreira se enfrenten por una plaza en la liguilla de la Champions League.
El partido de ida se jugará en La Rosaleda el 22 de agosto a las 20.45 horas (Canal+), mientras que la vuelta será en Atenas una semana después (TVE).
El destino, más caprichoso que un niño rico, ha decidido que los caminos del Málaga y del portugués Jesualdo Ferreira vuelvan a cruzarse.
Ferreira, el primer elegido por los camaradas de Al-Thani para comandar el ambicioso proyecto de hacer del Málaga una alternativa a Real Madrid y Barcelona, salió escaldado de la Costa del Sol, pero con los bolsillos llenos. Lejos quedan ya sus recomendaciones de fichar a futbolistas tan poco productivos como buenas personas tales como Malagueño, Sandro Silva o su pupilo Quincy. Algunos de ellos, por supuesto, con un representante común, el mismo que el de Ferreira.
El luso recaló en el Panathinaikos griego. Club que entrena desde Enero de 2011. Y en el que también militaba hasta este año el Usain Bolt del balompié: Quincy Owusu-Abeyie.
Dicen que la sed de venganza no es beneficiosa. Pero yo, empeñado en sacar algo productivo de cualquier cosa que se ponga por delante, creo que no hay mejor motivación para el aficionado malaguista y la cúpula del jeque que la de eliminar al equipo dirigido por ese entrenador que casi echa por tierra el proyecto malaguista cuando aún recién daba comienzo.
Señor Al-Thani, reconsidere su austera improvisación económica para con el Málaga, limpie las telarañas de la caja fuerte de Martiricos y añada fondos a la entidad. Solo un poco más de cash para no dejar en la estacada un proyecto de champions que además puede brindarle la ocasión de ver con carita de eliminado, al primer mosquito que se apuntó al carro de picar en su bolsillo. Que no el último.