El Málaga logra la permanencia matemática tras un sobresaliente partido en el Calderón que amarga el alirón a los colchoneros.
Gran partido defensivo de los de Schuster, aguantaron la totalidad del encuentro el ritmo infernal que le impuso un Atlético con hambre de título.
Conforme pasaban los minutos, el ansia de los rojiblancos se acrecentaba mientras seguían con el rabillo del ojo lo que pasaba en la derrota del Madrid y empate del Barcelona. Un gol les hacía campeones.
Pero fue el Málaga el que vio puerta. De la mano de Samuel, que fue el más listo de la clase aprovechando una desafortunada acción entre Courtois saliendo del área a despejar un balón y Miranda, que se entrometía entre él y el propio Samuel. Éste último fue el que quedó en mejor posición para rematar de cabeza un balón que se colaba llorando en la meta atlética.
Caras de incredulidad en los colchoneros y felicidad entre los andaluces. Pero el Atlético no perdía la esperanza de aprovechar una oportunidad que sabían que les costaría cara dejarla pasar.
Lograron el empate tras un saque de córner que remató Alderweireld al fondo de la meta de un Willy Caballero que amargó la tarde a toda la hinchada local. Tuvo en sus botas la victoria en varias ocasiones el equipo de Simeone, pero ahí se toparon una y otra vez con Caballero. Es con el meta argentino, con seguridad, con quien se está cometiendo una de las mayores injusticias del año al no llevarlo convocado al Mundial. Todo un inepto el seleccionador de la albiceleste.
Al final, punto de oro y salvación en una temporada de transición para un equipo llamado a revivir pasadas glorias en un futuro no muy lejano, siempre que se trabaje bien desde los despachos
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