El Málaga Club de Fútbol y Hummel unieron este año sus caminos logrando que vuelva el máximo interés por las camisetas tras la época para el olvido que ha marcado Nike.
El asunto camisetas no ha dejado indiferente a nadie tanto dentro como fuera del mundo del fútbol en Málaga e incluso aún más lejos de La Rosaleda.
Al acto de presentación de la primera equipación tiñendo de blanquiazul el centro de la ciudad, le precedía la admiración por la belleza de esta camiseta. Sin duda, una de las mejores de las últimas décadas. También se habla de la calidad de la misma y, algo que engancha bastante, los detalles personalizados.
Pero llegaba, días después, la segunda equipación. La de las rosas. El extremismo en las opiniones ha sido excelso. O gustaba mucho o todo lo contrario. El caso es que nadie ha opinado que ni fú ni fá con la camiseta que, según el representante de Hummel España, es la más bonita de toda la Primera y Segunda División.
La tercera camiseta, menos ambiciosa y llamativa, también quedó resultona, con un negro austero pero elegante. También la ropa de entrenamiento parece superar con creces las de los últimos años.
En plena operación de marketing en la que el club se ve obligado a enganchar al mayor número de aficionados como sea posible para paliar la mala temporada pasada y contar con una Rosaleda donde, como de costumbre, el público cuente como factor importante para desnivelar los choques, parece bastante aplaudible la labor que se ha realizado con la ropa de trabajo de este Málaga. Dentro de varios años echaremos la vista atrás y quién sabe si nos llevaremos las manos a la cabeza viendo la camiseta de las rosas o, si por el contrario, se habrá convertido en objeto de culto perseguido por coleccionistas de la parafernalia futbolera. Sea como sea, será recordado. Ahora solo falta que ese recuerdo vaya unido al de grandes tardes de fútbol.