La lesión de larga duración de Víctor Olmo puede obligar al Málaga a ir al mercado de forma inminente.
Que la planificación de plantilla ha sido muy deficiente es un hecho que, cada vez más, se va haciendo patente. A la falta de extremos se añade el haber prescindido de laterales presumiendo de fichar a hombres polivalentes que podrían actuar en esta posición. Así, el Málaga prescindió de Cristo Romero, lateral izquierdo criado en la cantera que llegaba de una cesión al Sanse la pasada temporada confiando en que Víctor Olmo podría ocupar su lugar como suplente de Javi Jiménez.
Olmo, que fue titular en el nefasto partido ante Las Palmas y que ha jugado entrando desde el banquillo en varios encuentros con el primer equipo, disputaba el pasado domingo con el Atlético Malagueño el encuentro que le medía ante el Torreperogil.
En la segunda parte se rompía el joven jerezano. Las peores sensaciones se confirmaban tras el partido con el anuncio de que el futbolista se había roto el cruzado. Jarro de agua fría para un Málaga que apenas cuenta con jugadores puros de banda y que a partir de hoy dependerá de la suerte de que Javi Jiménez no caiga para no quedar con un puesto de lateral izquierdo huérfano.
La reflexión ahora es: ¿La dirección deportiva no pudo prever esta situación durante todo el verano? En caso de que se haya previsto y no se haya cubierto o, si no se ha llegado a prever; cualquiera que sea el caso nos remite a una misma sentencia: Se ha hecho un mal trabajo de planificación.
Algo parecido pasa con haber prescindido de extremos. Vale que Guede no pretendía usar extremos, pero ahora llega Pepe Mel que sí que los necesita en sus planteamientos y se ve obligado a usar a Gallar (que es un desastre a la hora de bajar a defender), Villalba, más de lo mismo y luego está Hervías, que no cuenta con una forma que le permita crear peligro por desborde.
Así, no será de extrañar que el equipo acuda al mercado de jugadores libres para poner un parche a los errores cometidos en verano en la planificación. Esperar hasta Enero puede resultar fatal viendo la situación deportiva que atraviesa el equipo y la plaga de lesiones que les acucia.