El 28 de Junio de 1998, se certificaba la vuelta al fútbol profesional del Málaga. Una ciudad que había permanecido en un ostracismo futbolístico desde la desaparición del C.D. Málaga a principios de los años 90, regresaba a la élite de este deporte con una afición que se frotaba los ojos ante la machada para ascender en el último partido ante el Terrasa con dos goles de Pablo Guede logrando quedar primeros del grupo de ascenso y ante la gran actuación posterior en Segunda División, ya de la mano de Joaquín Peiró, en la que el equipo se mantuvo en cabeza todo el año y acabó liderando para subir a la entonces llamada “Liga de las Estrellas”.
El Málaga estaba en Primera División. Esa situación tan inesperada y bonita, vivida por los ojos de un niño, crea una pasión que, sin saber muy bien por qué, se vuelve de por vida.
Han sido 25 años de alegrías y de muchas tristezas. 25 años que dieron para la victoria del novato en el Camp Nou con Valcarce y Agostinho rompiendo la banda. De los Dely y Darío deslumbrando en Europa en una Copa de la UEFA en la que la crueldad de los penaltis decidió que el sueño acabase en cuartos de final ante el ajedrezado Boavista portugués.
Desde Basti, Roteta, Catanha a Wanchope y Amoroso, Fernando Baiano, Miguel Ángel, Sandrito y sus pases en su doble etapa, Coke Contreras, Rufete, De Los Santos, Movilla, Duda y su guante en la izquierda, el descenso a Segunda y ascenso con Muñiz y su equipo de desconocidos como Weligton, Eliseu, Hélder Rosario, Nabil Baha… La venta de la propiedad y la llegada de los jugadores top como Cazorla, Monreal, Van Nistelrooy, Baptista, Saviola, Toulalan. La Champions.
Y el declive posterior, el dejar morir a un equipo muy poco a poco a base de malas decisiones desde la cúpula hasta su consiguiente descenso a Segunda, un descenso que, esta vez, ha sido letal.
Nos vamos del fútbol profesional. Pero este escudo ya sabe que, aunque sea por campos de barrio y de barro, una legión de fieles que ha ido amalgamando por este camino de 25 años además de los más veteranos que ya permanecían, van a seguir y a acompañarle por las travesías que tengan que venir.