El interrogante sigue minando la moral del malaguismo. Y es que a menos de un mes para el inicio de la pretemporada y tras el desastre del curso anterior, los ánimos de la afición están muy cerca de la desidia y el hastío.
Es entendible que un club que se encuentra con una precaria situación económica no puede hacer un equipo (casi) desde cero de un día para otro. Es más, ya damos por hecho que nos tendremos que abonar a estar mirando el reloj el último día de mercado este verano como ya se ha hecho anteriormente.
El problema es que se hacen necesarias explicaciones y medidas a tomar por parte de altos mandatarios en el club con respecto a la vergüenza de temporada que hemos sufrido en La Rosaleda. No sirve que salgan Escassi y Luis Muñoz a decir que se ha hecho todo mal. Hace falta que personas con autoridad y agencia a la hora de rehacer la plantilla pongan su cara y sus respuestas a la incertidumbre que gobierna en Martiricos.
Muchos medios centran su objetivo periodístico ahora en si se vende o no se vende tal jugador que puede darnos equis millones a las arcas del Málaga. Igual que el millón que se guardaba Gaspar para no salir vitoreado por Calle Larios. En todo caso, si ese dinero va a ir a proyectos de pago por cesiones de nuevos Sekous o de sueldos de más Antoñines, mejor que no llegue nunca.
El Málaga tiene una oportunidad inmensa para prosperar construyendo un equipito desde abajo y con jugadores con potencial que, con el tiempo, se puedan hacer algunas ventas que sirvan para aliviar las arcas. Pero para eso no se puede estar construyendo ese tipo de castillos en el aire que son las cesiones en abundancia y la llegada de jugadores que bajan a Málaga a echar su último año antes de la jubilación.
Es necesario como el comer tener un buen equipo de scouting que se patee todos los campos de Primera RFEF y llegue con nombres al director deportivo. Nombres de jugadores que tengan ilusión, juventud y calidad, que seguro los hay. Pero para eso hacen falta ojos y conocimiento. Porque esto no es jugar al FIFA, esto es jugar con sentimientos de miles de personas que somos las que luego sufrimos cada semana las derrotas de nuestro equipo.