El Málaga sigue agrandando su mala racha de resultados y ya son cinco los puntos que le separan de la quema.
Cinco puntos que el próximo Miércoles podrían ser dos si cae derrotado en El Molinón. Algo que saben muy bien en el Sporting, que llegará a ese partido con la moral cargada tras sacar un valioso empate en el Sánchez Pizjuán ante un Sevilla que está dejándose puntos ante equipos de la zona baja.
La poca profundidad en ataque sigue siendo el peor mal de este Málaga al que le cuesta horrores generar ocasiones de gol. Ante el Atlético de Madrid puede entenderse. Si bien es cierto, el pasado Sábado pudo apreciarse una mejora en la confianza del equipo con respecto a jornadas anteriores en las cuáles el nerviosismo acuciaba de tal manera que los jugadores parecían incapaces de acertar hasta en pases fáciles a medio metro.
Lo cierto es que, a modo de anécdota, siempre que en Málaga se prepara bien una temporada, ésta acaba siendo un absoluto desastre.
Sobre la mesa, la planificación de la plantilla era notable (recordemos que se hablaba de Europa con la boca grande). Dos jugadores por puesto y la compra en propiedad de hombres que despuntaban y apuntaban a la roja como Keko o Jony. A partir de ahí, los factores que han influido en el declive de la calidad de las incorporaciones son un misterio. Estos bajones unidos a la pésima adaptación de jugadores como Michael Santos o el incorporado en Enero, Peñaranda, puede que sean motivos de peso para explicar, a modo de ejemplo, por qué el equipo no funciona.
Llegará el partido del Sporting como una final, que casualmente coincidirá con la final de Eurocup que disputa el Unicaja en Valencia. Puede que en estos días, las ventas de infusiones de tila y valeriana coticen al alza en la Costa del Sol.