La onda expansiva, por Raúl Rentero
Duelo de inercias. Vaticinábamos en la previa un duelo de incertidumbres pero el encuentro se convirtió en un duelo de certezas, o lo que es peor, en una confirmación de inercias. Inercia positiva, por parte bermellona, que con el mínimo esfuerzo y dosificando recursos (y no es que al Mallorca le sobren) amarró tres puntos que lo afianzan en la parte alta de la tabla. Inercia negativa, la de un Málaga C.F. que salió de la isla con más dudas de las que tenía (si eso es posible)
Duelo a los puntos. Porque sí, es cierto que, sumados los méritos de cada equipo en una balanza, seguramente el Málaga sufrió una derrota que no merecía por juego y ocasiones. Pero esto es fútbol y no boxeo, y puede llegar a resultar tedioso (y peligroso) la auto-complacencia o la excusa del “no merecimos perder”. La primera parte del equipo boquerón fue la demostración de que el equipo tiene fútbol para salir del pozo. Pero la mala suerte no existe. La segunda parte demostró que los hombres de Pellegrini necesitan ahuyentar fantasmas para conseguirlo. Y el primer ectoplasma, rareza extraña en los últimos encuentros, es el gol, ausente e insistente en su ausencia. Malo.
Duelo de fe. El Málaga es un equipo que ha perdido la fe, que intenta reencontrarse con el equipo que fue no hace tantas jornadas. El método Pellegrini funciona a medias y necesita tiempo. Si se domina el juego, se crean ocasiones pero no se materializan las ventajas, volvemos al mismo lugar en el que estábamos hace un mes. De lo que no hay duda es de que el equipo necesita un “killer” urgentemente. Los mimbres de los que dispone Pellegrini dan para lo que dan. Hay trabajo en los despachos.
El huevo o la gallina. Habría que estudiar si el equipo pierde fuelle por el desánimo o es el desánimo es el que merma sus fuerzas. Lo que está claro es que ya son dos partidos consecutivos en los que el rival se adelanta en el marcador y, lejos de reaccionar, el equipo se viene abajo y encaja el segundo tanto a los pocos minutos. Si ya es difícil remontar un gol en esta exigente liga, se antoja casi misión imposible remontar dos. Por cierto, que los dos goles encajados sean exactamente iguales ya clama a los cielos.
Defensa adelantada. Porque no hay que quitar deméritos al técnico chileno. Sabemos que trae un esquema de juego en la cabeza y vivirá o morirá con él. Cuando vienen mal dadas, lo mejor es agarrarse a las certezas que tenemos. Y la certeza actual, dentro de la niebla, es que el sistema del Ingeniero siempre ha funcionado allá donde le han dejado imponerlo. Aún así, no está de más una reflexión. La base de todo el sistema (la famosa T difuminada) es una defensa adelantada que achique espacios, permita recuperar la pelota con facilidad y salir al ataque sin que la defensa rival tenga referencias para fijar a los atacantes. Pero la defensa adelantada conlleva un peligro. Toda la línea ha de tener unos conceptos mecanizados para provocar el fuera de juego, conceptos que, a día de hoy, son inexistentes. Si a eso le añadimos la indolencia de protestar un fuera de juego antes de que lo piten, olvidándose de seguir la jugada, los resultados los pudimos comprobar en directo y en diferido en el día de ayer. Ahora mismo la defensa del Málaga es una caja de pandora abierta y es responsabilidad de Pellegrini el cerrarla con cerrojo. Hay trabajo en los entrenamientos.
Duelo a distancia. En realidad, como decía el otro, podemos ver la botella medio llena o medio vacía. Porque contrariamente a lo escrito durante las pasadas horas, los resultados externos no ayudaron demasiado al Málaga. Es cierto que todos los equipos que están en la “pomada” del descenso fallaron (Zaragoza, Sporting, Almería, Levante…). Todos menos uno, que era el que, si nos hubieran dado a elegir, tendría que haber fallado. Porque el Racing de Santander hizo los deberes y venció al Deportivo, garantizándose una semana tranquila en cuanto a quebraderos de cabeza y malhadados tabloides. Y es el equipo santanderino el próximo en visitar la Rosaleda…
Duelo de justicia. Pero la realidad es la que es y no la puede cambiar nadie. El encuentro ante el Racing de la próxima jornada se ha convertido en la primera final “de verdad” para el equipo boquerón. Agitación doble. Porque no es lo más recomendable comenzar a jugar finales desde el 1 de diciembre. De todas formas, veamos la botella medio llena. Mejor jugar finales ahora que en junio. Entonces no habrá margen de error. Apelemos a la justicia y al fútbol.