La penuria de la mala temporada puede verse recompensada por factores desencadenados por ésta.
Pocas veces encontramos ejemplos tan obvios del tópico: «Caer para levantarse con más fuerza». El Málaga cayó, lo hizo el pasado invierno llegando incluso a coquetear con el descenso más barato de la historia. Dicen que siempre hay que quedarse con lo bueno de las cosas, y en este caso la ventaja que adquiere el equipo con el cambio prematuro de entrenador se hace patente incluso antes de que se verifique de forma tangible. Muchos clubes que a priori se presumen rivales directos del Málaga van a cambiar de técnico al final de temporada: Valencia, Villarreal, Betis, Las Palmas… Bien, dejando a un lado el tema de preparación física, una plantilla necesita varios partidos de competición oficial para hacerse a lo que su técnico propone en cuanto a estrategias, movimientos, jugadas preparadas y demás. Puede parecer una tontería pero ya vimos lo que costó a los efectivos malaguistas captar muchos de los conceptos que Juande Ramos traía consigo (eso habiendo tenido toda una pretemporada para preparar).
Pero es que las pretemporadas ya no son lo que eran antes. Ahora, con la comercialización extrema de la Liga, los clubes se convierten en una especie de «Globetrotters» dando tumbos por el mundo, pasando más tiempo en aviones que en el césped y enfrentándose muchas veces a equipos con un nivel indigno para ser considerado partido de preparación.
Por ello, pueden considerarse pretemporada en sí los cinco o diez primeros partidos de competición oficial de cada temporada. Bien, pues todo eso lo tiene ya hecho el equipo de Míchel. A poco que se mantenga el bloque de jugadores durante este verano, la plantilla tiene ya mucho ganado con respecto al tiempo de preparación. Eso sin contar con el tiempo extra con el que cuentan Arnau y compañía para otear el mercado y volver a anticiparse a otros clubes que puedan hacerle competencia a la hora de fichar jugadores que cumplan el requisito de «bueno, bonito y barato». Pero sería esencial que el club realizara el mínimo de movimientos posibles en el plantel.
Con todo, táchenme de soñador, iluso y demás; pero, intuyo, está por venir una temporada grande para el Málaga Club de Fútbol.