Medios de prensa locales y afición miran al entrenador en una difícil semana para la plantilla ante los malos resultados obtenidos al inicio de liga.
La exigencia es algo que nunca debe perderse. La visceralidad ante la derrota es admisible. Pero a una gran afición como es la malaguista, hay que pedirle madurez y frialdad ante los malos momentos. Y es que si hay algo en lo que es cum laude esta afición es justamente en eso mismo. En las últimas décadas, la afición boquerona es probablemente la que más dramas ha sufrido tanto por los resultados deportivos como institucionales de su club. Por eso mismo, la madurez y experiencia deben obrar para otorgar una paciencia que equilibre las demandas de la gente. El público habló el pasado domingo ante la derrota malaguista. Se quería a Guede fuera. Incluso, en redes hay multitud de hinchas soltando a diestro y siniestro nombres de entrenadores.
Pero la realidad es que el Málaga está enfrascado en una competición de fondo. Una liga de 42 partidos donde hasta los últimos encuentros no se dirime por qué objetivos se luchará. Justo el hablar de objetivos puede ser que haya sido ese arma de doble filo del que hablábamos el pasado mes, y haya provocado la indignación de la afición ante los malos resultados iniciales. Nada que reprochar ante ese sentimiento. Duele mucho ver que se cuenta con una plantilla mejor que incluso que algunas de las que tuvimos en Primera División y que el equipo de la impresión de no saber a qué juega, de no ser profesionales.
Pero hace falta confiar. Hay que ir a muerte con todos los que forman este Málaga, del primero al último. Es necesaria una unión mucho más fuerte que cuatro malos partidos. Hace falta que la afición lleve en volandas a este equipo por mal que juegue, y ya si eso pitar cuando acabe el encuentro. La Rosaleda lleva demasiado tiempo sin ver una victoria.
En todo caso, el equilibrio es necesario a la hora del criterio para pedir la cabeza de un entrenador que consta que está trabajando a destajo para que este equipo compita a semejanza de lo que tiene en su cabeza. En 2008, Tapia pedía 100 días para ver funcionar al equipo, y ese año dejó al Málaga clasificado en octava posición en Primera División. Démosle ese margen a Guede, luego, habrá tiempo para reaccionar si se da por hecha su incapacidad para dirigir a todo un Málaga. Pero paciencia.
Guede no sirve como entrenador y no es cosa de tiempo es que no sirve
Hola, F. muchas gracias por comentar. Está bien que haya variedad de opiniones. Un saludo desde Corazón Boquerón!