El técnico alemán muestra su inquietud debido a la incertidumbre de su continuidad.
Bern Schuster sigue con su particular margarita lanzando pullitas a la directiva malaguista. Su “me quiere, no me quiere” avivado por los periodistas ya resulta repetitivo. En la última rueda de prensa aclaró que se sabrá su futuro una vez la permanencia sea matemática.
La división en la afición se hace notable. Una parte está a favor de la continuidad del alemán al frente del banquillo malaguista, mientras que el resto, desean su salida.
Gran parte de culpa del pensamiento de estos últimos, la tiene el feo gesto que el míster dedicó a la afición en el pasado Málaga-Valladolid, cuando el equipo tocaba fondo en cuanto a resultados y la grada clamaba la salida del entrenador.
Ahora las cosas son bien distintas y, con los ánimos calmados a base de buenos resultados, se piensa más en frío si realmente sería positivo el cambio o no de entrenador para la próxima temporada. Siempre, claro está, que el alemán quiera quedarse.