Esta temporada en la categoría de bronce del fútbol español está siendo muy peculiar para el Málaga Club de Fútbol.
Peculiar en muchos sentidos. Hay cosas inexplicables, como la respuesta de una afición que está llenando el estadio jornada tras jornada, agotando camisetas y plagando las redes sociales con contenido sobre el equipo. Peculiar es también la situación en los despachos que vive el Málaga. Con un proyecto ilusionante por parte de Loren Juarros que sin embargo se encuentra pendiente de los hilos de los designios judiciales desde el pasado año 2020.
Sin embargo, algunos de los que ya peinamos canas, podemos hacer memoria y pensar en aquél Málaga de Ismael Díaz que logró ascender a Segunda División en el año 1998.
Aquel año, había una plantilla que se parecía bastante a la actual. Teníamos a un entrenador de perfil bajo que daba buenos resultados. También, varios jugadores malagueños, como los Bravo o Basti, que ahora son leyendas pero que entonces eran uno más. También contábamos con algunos jugadores vascos que aportaban experiencia, tales como Larrainzar o Mikel Roteta que llegaría al Málaga esa misma temporada del ascenso.
En general, la composición de la plantilla era similar a la actual. No lo era la presión con la que parte el equipo este año por ascender. En aquella época, el Málaga llevaba varias temporadas en el bronce, y venía desde la nada tras la desaparición de los 90.
Eso sí, ahí fue la famosa frase de Fernando Puche: “Conmigo, en dos años en primera”. Cosa que se cumpliría como bien sabemos.
Más similitudes: Rivales de la liguilla de ascenso aquel año fueron el Beasain, equipo del norte, y el Tarrasa, equipo catalán. Además del Talavera. Nuestros últimos rivales de este año han sido el Celta B, el Nástic de Tarragona. Además del Real Madrid Castilla, nuestro último rival de liga regular.
¿Coincidencias?
Veremos…