El Málaga no fue capaz de pasar del empate sin goles ante el At. Sanluqueño el pasado sábado. Esto ha desatado una crisis de confianza en Pellicer por parte de prensa y afición.
Estamos en un contexto en el que los ánimos estaban arriba tras la goleada en Murcia, pero con la espada de Damocles permanentemente sobre Sergio Pellicer por sus malos resultados en casa.
El Málaga dominó el partido, pero no logró llegar a portería con claridad. El Sanluqueño, equipo al borde del descenso a Segunda RFEF, se cerró bien y con eso le bastó para sacar petróleo de La Rosaleda.
El Málaga ha perdido una posición, ya ha sido superado por el Córdoba, y pierde de vista la primera plaza del Castellón que ya se va a ocho puntos.
Las críticas sobre Sergio Pellicer no se han hecho esperar. Tanto afición como prensa se han ensañado con el míster. Lo principal que puedo rescatar de lo que llevan razón esas críticas, es las posiciones en las que son alineados algunos jugadores. Por ejemplo, Dani Lorenzo, que habiendo realizado un gran partido ante el Murcia jugando en media punta, vuelve jugar atrasado en la medular. O Dioni, que, un partido más, vuelve a desaparecer entre líneas y no resulta efectivo en punta.
O el plan de ataque, basado en buscar internadas por bandas y centrar. Nada más. Esto, con un equipo casi nulo en extremos con desborde.
Queda claro el Málaga tiene que reforzarse. También hay varios lesionados que están llamados a ser jugadores de peso en la plantilla, y esas ausencias, se notan.
La pregunta es: ¿Realmente mejoraría el equipo con la destitución de Pellicer, como muchos claman? ¿Se puede permitir el equipo traer a un entrenador de garantías que aporte más que el técnico de Nules?
Un Málaga que aguantó hasta quedar hundido el año pasado a dos entrenadores incapaces de hacer nada con la plantilla, debería dar algo más de rédito al míster. La crisis de confianza en Pellicer es entendible, pero no hay que caer en precipitaciones. Opinión impopular, no lo dudo. Pero todavía no es el momento.